La vida nunca avisa. Teníamos un millón de planes bonitos para este marzo luminoso en el ya se intuye el perfume de la primavera —el trailer de la primavera siempre es la floración del almendro— pero la enfermedad ha llamado a la puerta de casa. Tractor (nuestro michi) está (muy) malito y lo que antes iban a ser viajes a lugares maravillosos ahora son ratitos buenos junto a él en el sofá. Lo raro (lo más raro) es que no echo de menos lo otro. Querer y que te quieran, estar cerquita de los tuyos, cuidarlos. Ese es el verdadero lujo.
Una serie: Shogun
Madre de Dios qué sorpresa (inesperada, como son siempre las mejores sorpresas) está siendo la primera temporada de Shogun en Disney+, obra de Justin Marks y Rachel Kondo. Sedas finísimas, paisajes que te mueres, samurais sin muchas de tonterías, katanas y arcos en el Japón de comienzos de 1600, la dinastía Edo. Un Juego de Tronos engalanado con un universo visual entre Ran de Akira Kurosawa y El último samurai de Edward Zwick. Todo es épico, majestuoso, elegantísimo.
Un reloj que sí, Tissot PRX
Lo bien que lo está haciendo Tissot con su PRX es de época. Un reloj precioso (y muy importante: único y reconocible, lo ves a lo lejos y ya sabes que es un PRX), movimiento automático, 80 horas de reserva de marcha y lo más increíble —el precio, 775€. Una idea buenísima para un regalo especial. Yo tengo el de 35mm (se supone que de mujer pero qué más dará eso) en color azul hielo. Una chuchería.
Un libro, Ensayo general de Milena Busquets
Si Milena estrena libro se recomienda el suyo y no hay mucho más que hablar. Instantáneas de una vida. Un lienzo impresionista de momentos vitales: alegrías, dolor, recuerdos y anhelos. Y bueno, que nadie piensa como ella: “No volveré a recorrer las calles como si el mundo fuese mío, como si estuviese a mis pies y yo a los suyos, como si fuese a poblarlo de criaturas maravillosas, como los dioses y los jóvenes, refundándolo a cada minuto, dejando un reguero de flores y de deseo en su camino”.
Un poema de Alejandra Pizarnik
Se titula LA CARENCIA
Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.
Un hotel no tan obvio, Knockendarrock.
Los mejores momentos para volver a Highlands: pleno otoño y comienzo de la primavera. Es entonces cuando te mueres de amor con el millón de colores con el que se pintan sus bosques, sus ríos y sus caminos. Este hotel, no tan obvio (por supuesto que nos chiflan los grandes hoteles, pero qué gusto cuando te alojas en alguno fuera del radar que sientes muy tuyo) es todo elegancia made in las Tierras Altas de Escocia. Y además, vinculado con lo nuestro: tras la Primera Guerra Mundial adquiere la propiedad James Robb, un joyero vinculado al castillo de Balmoral y a la reina Victoria.
Un objeto para casa, el kit Analog Weekly
Pocas cosas nos enamoran tanto (¿por qué será eso? ¿será una cosa de infancia? Porque está claro que todo viene de ahí…) como los objetos de papelería, ¿verdad? Plumas, libretas, agendas, diarios, lápices y hasta gomas de borrar. Me ha gustado muchísimo esta idea de la marca Ugmonk: un semanario para tener siempre a la vista en el escritorio, con hojitas sueltas (más cómodo para verlo todo de un vistazo) y una base preciosa en madera de nogal. Útil y bonito. Es lo que le pido a los objetos de los que me rodeo: que sean útiles y bonitos.
Un regalo bonito, tu propio ex-libris
Sigo pegatido a las cosas de papelería con esta maravilla: un ex-libris personalizado con tu nombre —o el de quien tú quieras, claro. Los libros son lo mejor del mundo así que no se me ocurre mejor manera de celebrarlos que “marcándolos” con tu nombre. En Selloa Júlia los hace artesanalmente, con materiales sostenibles, un oficio heredado de su abuelo en el mismo taller que fundó en 1978. Hay un montón de diseños, además.
La cuestión del éxito
Me ha dejado completamente loco esta reflexión de Gary Kasparov (el mejor ajedrecista de la historia y no se hable más) que pertenece a su Cómo la vida imita al ajedrez: “Sabemos que la complacencia es un enemigo peligroso. La satisfacción puede llevarnos a relajar la vigilancia, a errores y a oportunidades perdidas. Generalmente, nos interesa curar la enfermedad, y no únicamente tratar los síntomas, pero en este caso nos encontramos frente a una especie de paradoja. El éxito y la satisfacción son nuestros objetivos, pero también pueden crear pautas de comportamiento que dificulten éxitos y satisfacciones mayores, o incluso errores catastróficos en momentos clave. El 9 de noviembre de 1985 conseguí el objetivo que había perseguido durante toda mi vida, al convertirme en el campeón del mundo (si tiene sentido hablar de objetivos de toda una vida a los veintidós años). Las palabras que Rona Petrosian, esposa del anterior campeón mundial, pronunció durante la celebración me dejaron perplejo. «Lo siento por ti —dijo—. El día más importante de tu vida ha acabado.»
El éxito es enemigo del futuro éxito. Por eso lo mejor es siempre el camino.
