Querido lector. Si alguna vez siente el vértigo de la fugacidad del tiempo, tal como nos recordaba Jorge Manrique en sus coplas, haga caso a nuestro consejo. Ponga la mano sobre su reloj y estará tocando un objeto pensado para toda la eternidad. Verá cómo este gesto le reconforta. Es un recurso que conocerán bien todos los aficionados y que explica por qué aún usamos relojes cuando podemos consultar la hora en cualquiera de las pantallas que nos rodean en nuestro día a día.
El reloj mecánico nos ayuda a entender la inmensidad del tiempo, desde un breve segundo hasta el complejo mecanismo que controla el ciclo de los años bisiestos. También nos enseña a domarlo. No es raro que los mejores relojes se hayan reconocido como obras de arte: al igual que ellas, son capaces de superar las barreras del tiempo. En un mundo marcado por la obsolescencia programada, el reloj durará toda nuestra vida y más allá.
Valor que crece en el tiempo
Como los buenos vinos, los relojes mejoran con el paso de los años. Sus mecánicas están pensadas para funcionar de manera ininterrumpida durante décadas, sin necesidad de fuente de energía externa, más allá de darles cuerda de manera periódica. La marcha continuada no les fatiga. Más bien el contrario: es el mejor modo de asegurar su buena marcha.
También ocurre en el plano estético. Las modas, con su componente cíclico, convierten un reloj hasta hace poco obsoleto en un flamante objeto de deseo. Lo mismo podríamos decir de la ropa, con la diferencia de que hoy en día es imposible vestir una chaqueta o unos zapatos fabricados hace un siglo. Algo que sí podemos hacer con los relojes.
Estas cualidades explican que las mejores colecciones de relojes se nutran con modelos de todas las décadas. Cada época tiene unas señas de identidad que acaban siempre asomando en sus relojes. A la vez, los relojes son el reflejo de sus compradores. Ellos expresan tanto sus gustos como sus manías. También nos explican con quién han vivido y dónde han estado. Esto lo vemos mejor según pasan los años, lo cual explica que los relojes y su coleccionismo se hayan relacionado tradicionalmente con la gente de más edad.
Aunque esto ha cambiado radicalmente en los últimos años.
Una nueva generación interesada en los relojes de segunda mano
La imagen del amante de los relojes de segunda mano como un señor mayor es cosa del pasado. Cada vez son más los recién llegados al mundo del reloj que muestran su interés por las piezas históricas. Y son varias son las razones que explican este acercamiento de las nuevas generaciones.
La primera y más obvia es el auge de la moda vintage. Rara es la firma que en los últimos años no ha lanzado una reedición de uno de sus antiguos modelos. La moda comenzó hace unos años con los años cincuenta y actualmente ya abarca todas las décadas recientes, con los ochenta como la última época a reivindicar. La moda retro explica también el cambio de tendencia hacia los diámetros más pequeños de caja, que hemos visto en los últimos tiempos.
Consecuencia de este interés por los relojes antiguos es el trabajo de investigación realizado por las propias firmas. Todo reloj pre-owned tiene una historia que contar, y las firmas se han esforzado para que llegaran al público. Descubrirlas ha sido toda una sorpresa para muchos de estos aficionados recién llegados.
Por supuesto, las redes sociales han sido el soporte ideal para propagar estos descubrimientos. Aquí no solo juegan las firmas. También los coleccionistas más experimentados que quieren mostrar sus relojes preferidos. Hoy en día la información que existe sobre los relojes de segunda mano es inabarcable.
Hay una razón simbólica que también debemos tener en cuenta y e aquí una interesante reflexión:
“Hace unos años pensábamos que las nuevas generaciones perderían el interés por los relojes mecánicos con la llegada de los smartwatches. En realidad, ha ocurrido al revés. Cada vez son más los jóvenes que se sienten atraídos por los relojes mecánicos, y muy especialmente por los antiguos. En un mundo virtual, el reloj mecánico les aporta un valor sólido en el que confiar y un testimonio histórico”.
Matthias Breschan, consejero delegado de Longines
Relojes de segunda mano, de la afición a un negocio en alza
El creciente interés por los relojes pre-owned también se traduce en un cambio en el modelo de negocio. Según la consultora suiza LuxeConsult, el segmento de relojes nuevos en 2022 rondó los 52.000 millones de euros, mientras el de los relojes de segunda mano alcanzó los 25.000 millones. Según los actuales porcentajes de crecimiento, es muy posible que en dentro de diez años, el mercado de relojes de segunda mano supere los 79.000 millones de euros y, sorpresa, incluso supere al mercado de relojes de primera mano.
Muchas firmas se han dado cuenta del potencial que tiene este mercado y también han demostrado su interés en formar parte de él. Casas como Zenith, De Bethune y Audemars Piguet han comenzado a vender piezas antiguas. El beneficio es recíproco: la firma logra fortalecer sus vínculos con los clientes y estos se benefician de la garantía aportada por la propia casa que lo fabricó en el pasado.
Rolex ha querido también sumarse a este interés por el reloj de segunda mano y ha creado el programa Rolex Certified Pre‑Owned. Su cometido es certificar la autenticidad de los relojes Rolex de segunda mano en el momento de su reventa por un distribuidor oficial, identificable mediante una placa. Según la propia firma, este certificado “garantiza que estos relojes cumplen todos los criterios de calidad que caracterizan los productos Rolex”. La implantación del programa Rolex Certified Pre-Owned se está haciendo de manera paulatina en una selección de sus distribuidores oficiales en todo el mundo.